Desayuno con la muerte
en el espejo vacío
que me mira, intentando
seducir con su sombra
a los albores de mi alma
como a tantas otras...
Busco y nunca consigo
un motivo de sus labios
para reir y estar vivo
para querer ser más sabio.
Sólo me acercan los miedos
que hoy están en su menú,
y si no salgo al encuentro
de una flor o un sentimiento
no podré más que aceptar
la tristeza como cena.
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