miércoles, noviembre 30, 2011

Recuerdolor.

Me trae la noche una herida
que los años sólo salan,
y nada consigue atenuar
los recuerdos tan lejanos:
el refugio, la inocencia,
un reino de imaginación
el sabor de las novedades
los misterios infinitos
y un etcétera larguísimo.

Y es que sólo vuelve
esta implacable aflicción
por recordar sin conseguir
aquel sueño barrilete
que hoy parece irremontable
y el pasado se hace lastre
para las alas cansadas.

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