martes, noviembre 22, 2011

Mi espíritu imperecedero.

Se hace largo el camino sin tí,
y ¡al diablo! que ya no quiero seguir.
Y sin pedirle nada a cambio
al diablo el alma le dí.

Si el sol dice que te desenamora
si dice que te olvide, vida mía
maldigo cada día,
maldigo el correr de las horas.

El diablo me visita en cada noche
marchita este jardín con su anarquía
y en mala compañía
me deja a mí conmigo a solas.

Regalé
mi alma imperecedera
¿para qué?
Para que nunca más me duela.
¿Y ahora qué?
Ahora coloco las aceras
"al fondo de la calle, jefe, queda un sitio"
Se marchó
y no hubo despedidas.
Corazón
de andar buscándose la vida
me llevó
al bloque de las dos salidas
"dame la pasta que entro yo, tu espera afuera".

Se ha roto otro peldaño
de la escalera.
Soledad y desengaño
son mi condena.

Después de tantos años
carceleros ¿cuánto queda?
Volver, que me hacen daño
los minutos de esta espera.

Pregúntale el tiempo
y a ver si se acuerda de mí.
Pregúntale si es cierto
que nadie la ve sonreír.
Pregúntale qué añora
y en qué piensa cuándo llora.
Pregúntale si el tiempo
cambia o sigue lloviendo.

Regalé
mi alma imperecedera
¿para qué?
Para que nunca más me duela.
¿Y ahora qué?
Ahora coloco las aceras
"al fondo de la calle, jefe, queda un sitio"
Se marchó
y no hubo despedidas.
Corazón
de andar buscándose la vida
me llevó
al bloque de las dos salidas
"dame la pasta que entro yo, tu espera afuera".


Roberto Iniesta.

1 comentario:

Anna Bahena dijo...

Hoy sin pensar abrí esta puerta y a pesar de la lluvia, yo me escampo en tus palabras.

Fuerte Abrazo.

Anna B.