sábado, febrero 24, 2007

AmaneSer.

El vuelo en un banco planeador, con nuestras ilusiones que se transforman en aves zurcando el infinito del cielo.
Sale el sol, salís vos, brillando, y me contagiás. Y tus manos y mis manos ya no se distinguen en el nudo de amor que forman.
Tengo una insaciable sed de tus besos, tengo hambre de tus cachetes, tengo un corazón que se desborda por todos mis rincones, y quiere empaparte de sus colores, que son tuyos.
El tiempo se deshace. Como si nunca hubiéramos dejado de caminar juntos por el barrio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría.

Palpo, gusto, escucho y veo
tu rostro, tu paso largo,
tus manos y, sin embargo,
todavía no lo creo.

Tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto.

Nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa.

Sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía.

Pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro.

Y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido.

Y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más…

Todavía.

M.B.




T
E

A
M
O
.


































































































Muy demasiado.


(1)(L)(2)


:o)