viernes, febrero 23, 2007

El dulce, ese que me embelesa los pensamientos, que destapa mi escape de suspiros y desarma todos los esquemas que pude haber imaginado alguna vez.
Y el tortuoso. El del alma sin piel. El boludo sin caparazón que se retuerce solamente de pensar en su fragilidad al descubierto. El punto g de la sensibilidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el punto Gil de la sensibilidad
(JE)