La más linda sensación de la experiencia.
El renacer de los domingos, con el sol de frente
guarecido por tus contagiosos colores
y como talismán, un corazón entre los dientes.
Un corazón que confundido
se queja con sus latidos
y va arrastrando tu destino
(augurios sabios como el vino).
Bebemos contemplaciones
para saciar sedes que siempre están.
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