lunes, febrero 12, 2007

Replanteo.

Si existe el mal, vos llevás buena parte de eso.
Pero yo no sé si existe.
Lo dudo (no como negación, sino como duda real).
No es que quiera tu exilio eterno de mí, pero capaz sí.
Todavía no sé si te entiendo.
Tu perfección es tan estéril...
Sin embargo tenés un imán sumamente efectivo con mi estúpido corazón.
Pero ese dogma es también parte de un cerebro sugestivo.
Y estamos jodidos sabiendo que el único capaz de vencer al pensamiento es don Cuore.
Es que no es muy parcial en esto.
Pero está ella... y su luz.
Esa luz que atora las tinieblas y las hace toser hasta desaparecer.
Y esa otra ella... y su también luz.
Más suave pero taaan brillante.
Tan liviana que su sola presencia me despega los pies.
(Y es jodido levantar una montaña de plomo, eh).
No sé para dónde correr, así que elijo volar.
Quizás pueda arrancar, pero sin el descanso que es tu sonrisa no sé cuánto me salga quedarme en el aire.
O quizás no puedo arrancar, directamente.
¿Y el replanteo?
Acabo de sembrarlo.

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